sábado, 4 de abril de 2009

Escribo para ti y para nadie.. Primera parte


28-01-09

Te escribo entre carencia. Necesito de ti. Me he perdido entre las lunas que me recordaban tu nombre, ya no sé si existes entre atisbos inexplicables. Estas son las incoherencias que se leen entre fármacos y espacios dictados por el humo de algún cigarro y aquellas ausencias que carcomen la calma a cuestas de dudas reconocidas como ilegibles e insensatas; esta soy yo, absortándome entre aquella amplia gama que dibuja tus labios mientras me complacen con un prorrumpido –te quiero-. Es, tal vez, incomprensible mi absolutismo pero, eres la droga que aun no he empezado a consumir y ya soy adicta a ella… te necesito; como palpito, como sustancia… como el rito trasmutado a margen en mi vida, como el equilibrio que rige cada uno de mis inestables pasos.

Por primera vez, me ‘expreso’ con tanta sencillez y sabes muy bien que no me caracterizo por ello. No sé quien eres, no sé que clase de nombre leo mientras vagamente pienso; sólo…percibo y allí te encuentro, tan mía…tan soluble y ajena. Imagino voces, ¿Serán tuyas?

Me trae nostalgia el no encontrarme entre cada gota de tinta que derramo con torpeza sobre esta nota sin ser impresa. Cuánta calma me trae el imaginarte. Te lo doy todo en el vaivén de tu irreconocible presencia. ¿Quién eres? ¡Muéstrate!

Entre el sinfín de horizontes que se muestran en la fragua de mis somnolientos parpados, sollozante te veo… realzo mis manos, tratando alcanzarte. ¡Estas tan lejos..! Ya no hay senderos, tal parece que no hay más sueños en los qué dormitar. La nitidez de mis pupilas se ofusca, ¿sueño? –¡ja!-, sólo un par de lagrimas que aclaman ser liberadas… ¿Por qué tan traslucidas? ¿Por qué tan demencial ha de ser el sortilegio que representas?

Delega respuestas abstenidas para mi entre el azar del otoño y sus hojas secas. Relégame de tus desaciertos de invierno y hazme primavera…

Permíteme reconocerte, leer tu nombre en los umbrales de mi inconsciencia, se veraz… se mi tino… y desconciértame… exacerbera mis sentidos con el disfraz menguante de tu voz. Te siento; mas, no te tengo.

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