jueves, 23 de julio de 2009

¿Como estas? --dejame intentarlo 2da parte--...O


22-07-09

¿Cómo estás?

Tu nombre es, sencillamente, un eco reflejado en mi inconsciencia.. en cada espasmódico recuerdo o anhelo. ¿Sabes? alguna vez quise decirte algo, pero tal y como suele suceder al intentar planificar los sucesos... no sucedió así; me habría gustado pedirte un breve beso, una caricia o un leve estallido de emoción: antes que nada quiero que sepas que, yo sólo soy, que no puedo ser mas que, otra dimensión del arte que se lee así mismo con sólo escucharte, con cada te quiero que dedico y con cada respuesta trasmutada a sonrisa que me brindas.

-- Ahora sabes por qué me esfuerzo tanto por hacerte sonreír... ^^

Me entristece el hecho de no saber de ti. ¿Cómo estás?, me pregunto a cada instante, bajo la claridad que inunda el melancólico ritmo que anuncia o preside el comienzo de cada día. ¿Cómo estás?

Como gotas pesadas e impuras, exhumo de entre tantas letras palabras que solían enajenar el pudor que aún merodea por los recovecos de mis recuerdos... aquellas instancias placidas y lejanas. Ten presente cuán vertiginosa fuiste para mi... el cómo comprendimos entre escasos tinos que tu aroma es el veneno de mi cordura y que mi razón yace en la fragua de tus labios; guárdalo en lo más profundo de aquel titubeante brillo con que me embriagas al mirarme... consérvalo.

Deja que ahorque suspiros y estirpe frases hasta que de estas no quede otra cosa que no sea su esencia soluble y completa. Deja que rasgue la cortina del cielo y provoque su llanto hasta sentirle estremecer en tu nombre. Deja que te sienta una vez mas, energúmena... pero mía.

¿Dónde estás? ¿Aún muy lejos? por favor, espera... intento respirar...

Aquella tarde, robaste las pocas palabras con las que contaba; así que, no poseo la misma libertad de escribirte cientos de Edenes tal y como pude hacerlo hace unas semanas atrás; ya no puedo hacer de tus trazos... mis palabras, ni de tus elogios... arte. !Ya no puedo!

--- Ya no puedo dibujarte... ¿Por qué no me dejas intentarlo de nuevo?

Róbame algo mas si gustas, pero... esta vez, déjame saber cómo estás...
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Dedicado a ti, Otoño--

martes, 7 de julio de 2009

Dejame intentarlo...O


Una tarde cálida y lluviosa. El cielo tiende a opacarse cada vez mas y mas, mientras en él se dibujan ligeras grietas que parecieran permitir que el mundo se viniese abajo en cada gota. Es este el permisivo escenario en que iniciaré mis peticiones.

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Déjame intentar algo. Deja que mis manos se complazcan con la dicha de no poder darte nada que no poseas ya de mi. Déjame intentar algo distinto, bien sea una caricia sepultada tras las comas de entre mis líneas o, un simple beso rasgante y abrazador como toda petición abstenida con el paso del tiempo entre las limitaciones de este trozo de papel.

Deja que me introduzca en tus temores hasta acorralarte en el fondo de ti misma y atarte a la cordura de mis labios. Deja que mi tacto pasee por entre tus senos y los sienta sucumbir de fascinación. Deja que mis dedos presuman de su poder hasta adentrarse en los recovecos más profundos de tu sombra y robarte, incluso, el eco de tu mayor estallido.

-- Sólo... déjame. Déjame intentarlo..

Adivinaré mi nombre en tu boca mientras sonríes con plenitud. Mis labios ascienden lentamente sobre el vaivén de tus vibrantes piernas hasta abrirme paso del todo entre ellas. Esta soy yo, reposando anhelante y envuelta en los aromas de tu cuerpo. ¿Piel en guardia? No, sólo ha sido una breve efusión..

-- Sólo... déjame. Déjame intentarlo..

Enmudecida, tímida y dudosa; así te contemplo. Tomaré tu cabeza entre mis manos, entreabriré tus labios y te ahogaré en la lascivia con que te llaman mis besos; aquí yazco yo, sosteniéndote trémula y agitada. Un par de gotas caen sobre tus ojos, el techado enmohecido y fosco se desmesura un poco entre tanta humedad. Caen algunas gotas más. Cierras los ojos. Despiertas desvaneciéndote junto a la sombra de un rostro poco común.. sin saber que ese he sido yo.



-- ¡Déjame intentarlo!

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Espero te guste, Otoño.

domingo, 5 de julio de 2009

mmh.


Fontainebleau Paris, Octubre 1996.

Podía ver la silueta de tu cuerpo insinuándose entre sombras apenas perceptibles. Avancé un poco más hacia ella, te encontrabas en la ducha, desnuda, como si te prepararas para mí; el vapor empañaba aquella delgada cortina de tela roja impermeable que nos separaba y que, tal vez, te protegía de mi. Devoraba cada centímetro sólo con pensar en poseerlo, mis manos, como si se tratase de aquel carmesí, desgarraban la ropa que hacía las veces de tino sobre mi cuerpo, creyendo inhibirlo . Entre sudor y espera, mi visión, al igual que mi cordura, se consumieron entre aquella amplia gama de aperturas incandescentes y plenamente deseadas.

Es todo lo que puedo contar de mi primera noche en Roissy... sólo la vi, la admiré y, claro está, la deseé como a ninguna que le hubiese presidido. Puede que mi calor haya sido ocupado por otro, minutos después, no lo sé.

Versalles Paris, Diciembre 1997

Algunas moribundas se sortean para subastar su cuerpo ante los invitados de mi despacho, el precio es bajo, bastante, diría yo; pero les bastaría para ultrajarse entre corrompidos parajes desteñidos... viciados.

Encendí un cigarrillo, ejerciendo postura de espectador mientras ellos se turnaban en pares para socavarla una y otra vez. Eran tres pares... cientos de orgasmos y breves fallecimientos. Sonrisas placidas y estallidos corporales al unísono de la sosegada y a la vez ansiosa voz. Les escuché una y otra vez.

Daniel insistió en abatirse sobre ella antes que nadie. Tomó sus caderas y bruscamente la tendió de espaldas sobre el mostrador. Ella no respondía con ningún gesto, ni negando ni aceptando las órdenes de este sujeto. A duras penas sus mejillas lograron ruborizarse cuando éste la besó con tanto fervor que se sintió ahogar, y entre el más leve de los respiros... en alguna breve pausa, se sintió desvanecer. Daniel y John le ayudaron a ponerse de pie y, pronto, sus manos fueron atadas a uno de los postes con que se veía adornada la estructura del local. Aun tenía sus labios entreabiertos, Daniel se acercó y acarició la punta de sus pezones, erizando a un mas la piel de aquella mujer.

Ella vestía con un sobretodo color negro, por debajo no había más que un par de ligeros atados a sus medias negras, y una casi traslucida blusa de tiras delgadas que fueron arrancadas durante las caricias del primer beso. Tanto Daniel como John vestían trajes negros, camisa blanca y no podían faltar corbatas negras o rojas.

Daniel empezó por quitarse la chaqueta y aflojar su corbata. Se sentó frente a ella, le miró a los ojos y preguntó sonriente: ¿Cuál es tu nombre? Ella permaneció inmóvil, tal vez cautiva en aquel infinito brío que parecía desnudarla en cada parpadear o, sencillamente, absorta observando la manera en que la frivolidad le sonreía desde aquellos labios a los que minutos más tarde dedicaría gritos y lagrimas y, al final, súplicas.

-- Anne -- Respondió con voz débil.

--John --Asintió Daniel-- pásame la fusta y la venda negra.

viernes, 3 de julio de 2009

¿Capricho?

27-02-09
Alguna brisa fresca, unas cuantas peticiones por cumplir y, el cambiar constante y precipitado de los trasfondos del cielo al leer mi fatídico nombre. Complazco carencias ajenas, haciendo de mi arte el tino complementario para concebir en otros efusiones casi afrodisiacas; hago esto por placer, porque entre tantas musas, hoy una de ellas me pide algo especial… hoy me pide que le otorgue el candor veraz y fugitivo de algunas palabras sin mucha relevancia y, dependiendo de su perspectiva, poco sentido; aún así, le escribo… --te complazco--.

Pocas fronteras he conocido, pocos senderos he discernido, toda ruta se me es ofuscada ya que los sabores me reconocen como prohibida; incluso me veo relegada de rasgos infalibles con que apoyo mis erróneas percepciones sobre el torrente de facetas con que te espero en calma. ¿Serás mi musa esta noche? Los fármacos no surten efecto ¿tan ineludible eres? Las mascaras no ocultan mi verdadero rostro ante las vociferaciones de un desconocido, todo se quebranta como el cristal, mi respiración se cuela entre los espacios de pulmones vacios y vanos, mientras en cada suspiro grito uno de mis etéreos deseos.

¿Musa o dueña? ¿Cómo te percibo?---Simplemente, entrañable y curioso.

Algunas veces sintetizo lo que creo sentir y siento, en un solo nombre, es difícil discernir entre tantas muertes y nacimientos el augurio de lo que realmente prevalece; a veces todo es predilecto, mas, la espontaniedad hace de las suyas cuando a espaldas estamos y solo sonreímos sin egoísmo. Aquí estoy ahora, viendo los trasfondos de tu sonrisa mientras tu voz ruboriza mis mejillas. Puede que lo haga desde lo incierto entre mentiras, pero… cada despojo, vestigio y espacio te materializa como la encarnación de algo creado solo para las palabras; y, en el tenue ocaso de la bombilla titubeante de mi lámpara, puedo posarme sobre ti e incrustar las palabras en tus oídos como si fuesen ráfagas de viento ante las brasas del averno diciéndote otro de mis deseos en un quejumbroso esbozo de timidez, ¿cederás? –me pregunto.

Otra brisa de antaño, curiosidades y necesidades que prevalecen. ¿Cuántas peticiones se arraigarán a mi clemencia trastornada? Un nuevo ciclo crea incipientes estribillos para tu nombre, encadenando mi voz a recitar melodías taciturnas ante los monótonos días en los que viajas… aquí sigo, haciendo de tu sombra el rostro de alguna pesquisa enardecida. Enumero mis ansias y te vistes con ellas en el simbolismo de alguna plegaria, desmesurando lo irreconocible al concebirme en un vertiginoso brío de palabras sucumbiéndose sin ser expresadas.

Alguna brisa fresca… un suspiro que te enaltece.
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Dedicado a alguien..
A ti, Otoño... ^^.

Otoño...

19-02-09

En un grito atravieso las dimensiones que procuraban limitarme y me encuentro bajo la perfección absoluta del otoño, cada hoja posee una de tus características, acoplándote al cálido sentir de mis emociones e inexplicables pensares; me rozas, me acaricias, ¿acaso me palpas? El viento succiona las imágenes que denoto en mi estación predilecta. Grito de nuevo. Sigo sin verte. Muéstrate mientras evocas incipientes preguntas sobre tus contornos ilegibles atiborrados de minuciosas teorías marcadas con proezas concebidas en los sosiegos del alma, mientras a través de algún cristal grisáceo intento verte indagando en perspectivas ajenas… para sentirte mía.

Aquí busco, aquí me pierdo… aquí te siento. Las hojas no paran de caer fragantes, desprenden algún aroma sanguinario descrito por tu nombre. Todo coordina con el frenesí en que ahogas mis sentidos trémulos y ansiosos. Realzo mi rostro para sumirme en la mas pura de las entregas, en un halito empiezo a comprenderte; ---Y llamaba frenesí a lo antes mencionado. ¡Ja!- perdí parte de mi visión, solo observaba la intromisión de sombras en los cuerpos de sus respectivos amos… solo detallaba como el olvido nos seguía de cerca y los matices les inmortalizaban. Vi como en una sonrisa imperceptible te dedicaste a la relatividad del todo que somos al aceptarnos como incompletos.

Tretas…sinfines de infortunios tomaban mi sencillez, me reconocí como compleja entre lo incomprensible aún sabiendo que allí yacías tu. Tomaba cientos de hojas para inmacular mis manos, incrementando aquel fortuito juego de colores y pinceladas al que jugabas, siendo yo, el cincel de lo inmemorable. Entre dicho vaivén, reconoceré tu esencia y la haré soluble entre mis labios, dibujare entre los tuyos el despliegue de memorias punzantes con un dulce beso que confitará los vestigios amargos de tus recuerdos… y serás de nuevo aquella estación predilecta plagada de calma e inmutables sensaciones y facetas en las que escucharé tus pasos como el aire que de mis pulmones es liberados con extenuación. Así…

Y es entonces cuándo al pensarte me veré inundada de simplezas, haciendo de tu presencia el matiz de mi paz. Te reconoceré ésta y cada noche como otoño, y ese será tu nombre. Dibújame… dibújate. Muéstrame como eres al despojarnos de márgenes sin trazos ni rutas: dibújanos. Deja los martirizantes alardeos sobre las cargas de las que te libras y compleméntame entre el vals de innumerables hojas secas, dancemos…. Dancemos entre lo tangible, entre el pulso desenfrenado de las palabras con que obraremos hasta conocernos; sólo… una pieza, sólo una leve y breve tertulia de sensaciones deseadas… sólo, drena un poco de ello en mis venas y deja caer el peso de tus alegorías sobre mi piel, pues, he de transmutarlas en caricias indelebles.

Con detenimiento leeré mas allá de cada letra que compone tu nombre, otoño.
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Dedicado a alguien...
A ti, Otoñito, y sabes muy bien el estado en que me encontraba en esos momentos; esa es mi excusa del por que de ciertos errores.. jejej..