Mis labios no han parado de temblar desde que me dedicaste cada minuciosa gota de tu indiferencia. Mi aliento, gélido, empaña al viento de lamentos, ¡Consérvalos! Mis brazos padecen entre los flagelos de tu ausencia. ¡Necesito acunarme en ti! ¡Déjame vivir! Regálame frases beneplácitas para cesar la impaciencia que carcome mi calma.
¡Abrázame! Funde tu cuerpo sobre el fervor que hace latir por ti, la sinuosa pesquisa de mi corazón, ¿dónde estás? ¡Contesta! Entre el desdén creado por el oprobio de mi engaño, miro al cielo y solo diviso en él, el ocaso de nuestros labios; ¿serán míos cuando logre decirte cuánto te amo? Extingue mis lágrimas, regresa… ¡Regresa!
Esta noche el viento relata nuestra historia, espero que sus palabras logren palparte, pues, son caricias que mis manos, trémulas, desean sobre tu piel esparcir. Confitemos nuestros sentidos, extasíame con tu voz… canta, ¡Canta! Haz del viento algún vestigio esbozado con lástima. Atiborremos nuestros cuerpos con besos; seamos la faena incipiente del fuego, ¡cuán fragua de deseos! Mientras acoplamos cada recoveco… cada sendero, plagado de calidez, sobre aquel vendaval alocado de sueños: tu piel, la fragilidad que argenta la belleza de una rosa, al pedirte que te inmacules de tal forma en mi memoria.
Como tizones ante las brasas ardientes del averno, ¡unamos nuestros cuerpos! Perdóname. ¿Por qué te cuesta tanto, otorgarme el candor que purifica tus manos? Eres la necesidad de mi tacto; aquella Deidad, que hace de mis líneas cuán libérrimo hálito de seres exhumados de su propia quimera entre encantos. Permíteme escuchar las cantatas que emites, mientras mientes al decir que eres impasible; tan sólo, corresponde este tórrido y desvergonzado quejido, que implora de nuevo vestirse del albor de tu sonrisa, al ornamentar el sigilo… con la danza de tus pasos.
-Como tizones, convirtámonos en el demencial sortilegio disfrazado de fuego. Perdona el desasosiego de mi sentir, renace en aquel Edén fecundado entre palabras, que visten la bondad de tu mirada. Renace, mi Dama…-.
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No entiendo por qué mis palabras son tan escazas; me es casi imposible dedicar vagamente la brevedad de mis líneas. Más, me limito a decirte, entre esta ebriedad emocional que, muero por estrujarte entre mis brazos; confesarte cómo en silencio, me entrego al castigo de tu enerve presencia… sólo mediante sueños. Extasiada de anhelos, empiezo a nadar entre la espesa gama de estrellas que mis ojos fecundaron sobre el cielo para ti, tratando de encontrarte entre sus fugaces instancias, a la vez tan perennes y lejanas, tan abstractas como entornadas… tan sumisas, tan viles.
Permíteme ahogar mis besos en tus suspiros, colar mis labios entre el sigilo de tu voz; mientras hago de tu cuerpo el caudal de mi cariño. Siénteme. Percibe éstos noctívagos lamentos, vibrantes e insoslayables. Dormitante, leeré el verso de tu cuerpo, aquella fragua plagada de ignominiosas fantasías frente al que se deleite con el frenesí que sucumbe cada recoveco cautivo en el tiempo.
2 comentarios:
A mi tambien me fascinan tus escrituras. Claro que haremos algo entre las dos, ya sabes hay que apoyar el talento y pues tu lo tienes en demasia. PAra delante ok señorita hay un mundo que en comparacion a tu imaginacion es pequeño y espera por ti. Cuentas con mi apoyo.
Bueno, a primera instancia te di a entender que no me habia gustado ni que me importaba, por razones que solo tu y yo sabemos, bueno, eso cambio, es hermoso, es demasiado lindo...
Puedo sentirlo muy mio, y lo sabes...
Se te quiere Adrianita...
Y lo sabes ^^
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