Bautizas un veredicto basado en la destrucción, con la palabra gloria. Martirizando la identidad de la falsa verdad que como aurora rodea tu ser, apaciguando toda virtud existente, haciendo de ella en quienes la poseen, su peor defecto al brotar de su voz, para revocar aquello que recóndita y llena de lamentos la han de torturar en la mísera y vana “gloria” del desconsuelo creado por tus arcanos sentimientos yacentes en lo prohibido. Evocando del exilio, aquello que creía haber perdido entre tantos sueños, entre tantos pensamientos…entre recuerdos que destierro de lo que quiero, pues, sólo son sueños, ya que no te tengo… no podré tenerte más.
En mi mente. Mientras contengo la fuente de llanto que libera mis impurezas, recito aquello que acabo de describirte levemente, tratando de decirte el grado con el que me hieres, al obligarme a de forma tan inoportuna y extraña, despertar de este sueño, y matarlo con el baño de oro en el que fallecen toda ilusión al sentir aquella brisa, creada entre los destellos que son irradiados durante el ocaso del amanecer, destellos tal vez de luz, tal vez de sentimiento, al desterrarte de aquel lugar en el que bienvenida, libremente podrías pasearte frente a mí, y manipular lo más bello que podría guardar y, sentir; solo por ti.
Esta vez, la resignación logró vencer mi dedicación, ya que contra la elocuencia de tus palabras no puedo luchar, y la sensatez de mi sentir me impide pedirte que oses retornar de la decisión que acabas de tomar.
Me pregunto, cómo puede ser tan hermoso, percibir aquello que anuncia el fin de algo tan genuino, al inducirte al lugar olvidado de tu sentir, sumergiéndote en la nostalgia, sin poder salir de ella, sólo naufragando sin cesar dentro del mar de lamentos que el cielo llora al percatarse de que pronto, te ausentarás. Mientras las olas que yacen bajo aquella espesa gama de niebla, profanada de suspiros y sentires prohibidos, inmuta aquella fragilidad que con vida mantiene mi cuerpo al caer sobre mí y desgajar deliberadamente mi piel, como si esta fuese tela y, el viento, con la frialdad de desconsuelo, empieza a deshilar aquellos trozos de tela, con la misma rapidez con que el tiempo desgarra mi sentir, al decirme que no estarás para mí.
Algo hay de ti en mis recuerdos, que hace que mis noches sean eternas, al irrumpir inhóspitamente entre los pensamientos que nacen en mi desvelo, pero, no entiendo por qué aun te quiero, mientras que tú silencio y desconcierto, destruirán todo lo que yo, por ti he llegado a sentir.
La nostalgia que corroe mi percibir, al decirme que pronto habrás de partir, se apodera de mi cuerpo, haciéndolo ajeno al movimiento. En tus recuerdos me pierdo, mientras que en tu olvido, extingo el tiempo que pronto te llevará consigo.
Mis manos, a pesar de que se limitan a tan sólo palpar estas teclas, aclaman sentir de nuevo la sensación de tu cuerpo, la forma en la que solían amoldarse a tu cintura; y, la razón que las obliga a desearte.
Cómo podría despedirme de ti; mi anhelo revivido entre esto, que al terminar parece solo un mal sueño.
Cómo podría dejar de sentir. Dime, mi querido ser de ensueño; ¿Cómo podría yo, hacer eso? si mi defecto me condena a sentirte… sólo a eso.
Con un beso cello éstas líneas, mientras que con deseos trato de borrarte de las mismas, a pesar de que sé que, tu recuerdo vivo y latente, inhibido permanecerá, esperando algún día poder despertar.
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