Nostálgicas melodías traen consigo el recuerdo que me hace pensar en tu ausencia. La transparencia de la verdad me hiere, mientras los minutos que sin ti paso me consumen en medio de la soledad que me hace prisionera a la añoranza y, al tormento de no tenerte a pesar de que mi todo grita por ti, y, padece por ti…
¡Mírame!, represento los restos de aquello que el tiempo al acoplarse a la distancia mató. Sobreviviendo en líneas y plasmándote mi sentir en las mismas, tratando de expresarte levemente cuanto he de desearte, mientras que desolada en los suburbios de lo ajeno me encuentro anhelándote.
He de llorar por ti, por el hecho de aceptar que lejos de mi estás. Con éstas lagrimas he de argentar tu nombre en mi memoria, logrando hacer de el, algo que ni el tiempo podrá olvidar, pues, protegida bajo el regazo de mi ser osarás estar.
Mi llanto es acompañado por el consuelo que la madre luna nos proporciona mediante el llanto con que en silencio la noche lava lamentos en los que al recordar la mortalidad solemos ensuciarnos, al soñar realizar nuestro último deseo mortal.
Bajo la lluvia, contemplando la belleza que irrumpe en el cielo al pensarte, me percato que un ser vagante, sin rumbo ni cuerpo, yace atrapado en el viento. Llena de miedo y sentires bellos, me acerco. El viento toma la forma de tu cuerpo, mientras el silencio de forma inhóspita se atreve a robar aquello con lo que de manera extraña, haces de mi dolor algo tan bello como el llanto que tu recuerdo en mí liberó, tu voz.
Estupefacta, me limito a tan sólo suspirar, mientras me pregunto si esto es real. Me acerco a dicho ser, esperando que al acariciarle, logre sentirte allí. Pero, en medio del sigilo de la eterna noche, un susurro te aleja de mí, llevándote de nuevo al lugar en que los sueños comparten lo que solo suya hace la realidad.
Camino, siguiendo los pasos que deja la decepción. Pasos cuya huella fue creada con desespero y desilusión. Aquel sendero plagado de sentimiento, ha de llevarme a un bosque fúnebre y sombrío. En su entrada, yace una lápida en la que forjado con sangre, presumo está mi nombre.
Tal verdad, me obliga a pensar que solo vivirás en mis sueños, mientras yo, en los tuyos renaceré junto a las sombras que de tu lado me separan entre la distancia.
Tal verdad, me obliga a pensar que solo vivirás en mis sueños, mientras yo, en los tuyos renaceré junto a las sombras que de tu lado me separan entre la distancia.
De nuevo, aquel espíritu se incorpora en el viento. Esta vez, logró inmutar mi cuerpo, y obligarme a verte como algo ajeno. Mientras rompes los lazos que dividen a la realidad de la ilusión, y al sentimiento de lo cierto, te posas frente a mí, ¡trato de ser inmune ante ti!, < ¡No puedo! >, ---Grito. Cayendo postrada frente a ti y, a la lúgubre verdad de que no estás---. Tú, sin aún comprender, te acercas a mí, borrando toda marca dejada por el tiempo, mientras logro sujetar tu cuerpo, consiguiendo rosar nuestros labios, dando lugar a la fecundación de algo proveniente de la lujuria, haciéndote tan mía como ajena, y tan real como el beso que tu prisionero como mensaje me da.
Sumergiéndome en el éxtasis que irradia el pudor de tu suave piel, te miro, esperando dibujarte en mi mente, con tanta delicadeza como con la que mi imaginación logró crear algo tan perfecto como tú; Mi eterno delirio…
Eres…aquella cálida brisa que al humedecer mi impura piel, ha de transformase en el elipsis soñado por seres mortales, vistiéndome de plata al bañarme del bronce con el que el cielo se disfraza al irrumpir en nuestros sueños...
¿Qué eres? -me pregunto en silencio-, tal vez solo seas una verdad atrapada en lo irreal, una verdad condenada a, sin razón alguna, en sueños vagar, obligándome a seguir el rastro de aquellas lagrimas que reposan en lo inerte haciéndote inalcanzable. -Prefiero pensar que mi ausencia es lo que prohibida te hace ser-, así que, de igual manera, he de condenarme a vagar…en busca de ti; mi amor prohibido.
-¡Vago en sueños, mientras vivo de tus recuerdos!-.
Así que ahora me pregunto, ¿He de pecar, al entregar mi sentir a algo que no siempre estará para mí?, o si ¿Este es el precio que hay que pagar, por un bocado digno de mortales, al besarte? Dime ahora si entre sombras podrás ser mía. Mientras hago de ti; de tu cuerpo y de tus labios, mi fruto prohibido… mi perdición, aquello que me condena a buscar perdón en medio de la distancia y tu olvido.
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