-II-
Y qué vamos a hacer
cuando se nos acaben los gemidos;
cuando ya no busque arrancarte la ropa y
morderte los besos;
Cuando ya no te diga –ven-
con mis labios sobre los tuyos
como aquella carta que leímos juntas.
Y qué vamos a hacer
Cuando finalmente
se acorten las distancias,
Cuando finalmente
seamos infinitas
Y yo
sea capaz
de olvidarme del verbo
Y entienda que puedo quererte
sin necesitarte
Que los años pasan
Y las horas me tocan /me acompañan
Que he aprendido a vivir sin apegos
pero no
sin promesas.
Y qué vamos a hacer
cuando mi verdad se parezca a la tuya
Cuando me resulte indiferente
si te arranco la falda
si te muerdo los besos
Cuando ya no me importe
si te quedas cada noche o
si te reinvento en un ‘buenos días’
a través de algún mensaje de texto.
Y qué vamos a decirle al tiempo que nos comparte,
y nos regala estas migas para que nos recordemos
-inexorables-
Cuando la complicidad nos ahogue
y el miedo no me permita
pedirte que te quedes.
Que no me resulta indiferente
cuando te ausentas,
que me duele reinventarte,
¡Que quiero que existas!
Que los años pasan,
pero estas horas
sin ti
no me acompañan.